Primero, se criticó a la mesa directiva de no haber manejado de la mejor manera la invitación a los ex Presidentes, ante lo cual algunos mostraron sus mejores oficios y desistieron de ir, sin si quiera haber sido invitados aun, deslizando críticas al proceso, mientras que los demás lo hicieron a los pocos días. También se sumaron a la polémica algunas de la invitaciones cursadas por los y las convencionales, y otros temas como si se cantaría o no el himno nacional. Todo lo anterior ha promovido un entorno de pesimismo frente al proceso desde el centro a la derecha política tradicional, situación que ha sido medida y descrita por las encuestas.
Sin embargo, ha habido muy poco argumento válido respecto al contenido de la propuesta. Las noticias falsas, que por error u horror, han buscado imponer un halo de oscuridad, han sido fuertemente rebatidas por el contenido mismo del documento. El mayor desafío de los próximos meses será contrastar los prejuicios y emociones con un texto que puede o no convencer a todos, pero que debe ser evaluado por su contenido y por el hito político al que responde: una salida institucional y democrática frente a un grave momento de crisis política nacional que se manifiesta abruptamente el 18 de octubre de 2019.
Nuestros representantes políticos democráticamente electos deben estar a la altura de lo que la ciudadanía demanda y promover un entorno de diálogo, debate y respeto en donde logren dominarse las pasiones y predomine la razón. El plebiscito de salida construirá la casa de todos los chilenos, independientemente de que algunos quieran simplemente pintarla por fuera mientras otros mejorar sus cimientos.
Fuente: La Tercera.