(Fuente: Ciper Chile)
Hoy, una de cada diez personas viviendo en Chile nació en otro país; es decir, las personas migrantes internacionales en nuestro país representan casi un 10% de la población total [SJM 2020]. En 2020, la población haitiana era el 12.5% del total de los migrantes internacionales [SJM 2020], el tercer grupo con mayor presencia después de las comunidades venezolanas y peruanas.
La llegada de este colectivo a un destino no tradicional como Chile está asociada a las precarias condiciones de vida en Haití producto de la pobreza, las crisis políticas, y las devastadoras consecuencias del terremoto que asoló a este territorio en 2010. Antes de 2018, la población haitiana podía ingresar a Chile con un visado de turista y obtener una oferta de trabajo para regularizar su permanencia. Sin embargo, bajo el gobierno de Sebastián Piñera se modificaron las normas de ingreso y permanencia para la población migrante, lo cual impactó negativamente en los planes de reunificación familiar de los haitianos. Desde ese momento se eliminó el visado dependiente de contrato de trabajo, y se exigió un visado consular de turismo para el ingreso de los migrantes haitianos. Esta última medida fue exclusiva para el colectivo haitiano y tuvo un claro efecto restrictivo para esta comunidad. Los ingresos de haitianos a Chile bajaron de 110,166 el 2017 a 7,515 el 2019, y los saldos migratorios (diferencia entre las entradas y salidas al país) descendieron de 103,827 el 2017 a un saldo negativo de -2,963 el 2019 [SJM 2020].
En diversas entrevistas cualitativas realizadas en el marco de un Proyecto Fondecyt de Iniciación sobre salud mental y migración en población haitiana, escuchamos que «después de que la señora Bachelet salió del gobierno, los requisitos para regularizarse y para traerse a su familia se volvieron imposibles». Las modificaciones administrativas a la Ley de Migraciones del 2018, sumadas a las restricciones a la movilidad impuestas por la pandemia del COVID-19, hicieron inviable la reunificación familiar de los niños y niñas que se quedaron en Haití con sus padres, madres y/o cuidadores que migraron a Chile para mejorar su calidad de vida. Algunos de los participantes de este proyecto han vivido por cinco o seis años en Chile y no han podido tramitar la visa para que sus hijos se muden con ellos. Esto sucede con independencia del estatus migratorio de los solicitantes; es decir, la imposibilidad de reunificarse con sus familias se presenta incluso entre padres o madres haitianas con un tiempo de permanencia elevado en Chile (más de cinco años) y una situación migratoria regular (visa de permanencia definitiva).
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En nuestra investigación hemos documentado el impacto negativo de la separación familiar en la salud mental en esta población [CHEN et al. 2022]. Múltiples estudios con migrantes en todo el mundo documentan cómo la separación familiar está asociada a depresión y angustia en las madres alejadas de sus hijos [PINEROS-LEANO et al. 2021; FODGEN et al. 2020]. La situación en Chile refuerza estas tendencias. Por ejemplo, varias mujeres entrevistadas manifestaron incertidumbre sobre la situación de no poder traer a sus hijos y comentaron que después del 2018 «ha sido imposible lograr que se aprueben visas y se concrete el viaje de nuestros hijos que se quedaron en Haití».
Estas dificultades se traducen en que alrededor cuatro de cada diez personas (de una muestra de doscientas) mostró riesgo de depresión, y de éstas un 63% reportó tener hijos. Por otra parte, más de la mitad de la muestra (52%) reportó tener hijos viviendo en otros países, generalmente Haití y República Dominicana. Una participante mencionó que el único problema que ella tenía y «el dolor más fuerte» era el no tener a sus hijos con ella y «la incertidumbre de no saber cuándo los va a poder ver» [MARTÍNEZ-PEREIRA et al. 2022 en progreso]. La dificultad de la reunificación familiar fue una constante en todas las encuestas y entrevistas cualitativas que realizamos desde 2021 hasta el día de hoy.
A principios del 2023, realizamos entrevistas cualitativas adicionales en la comunidad haitiana, porque algunos de sus miembros nos contaron que lograron tramitar las visas para sus hijos y para sus parejas que están fuera de Chile. Por primera vez desde 2018, la reunificación familiar aparece como una posibilidad real para personas que llegaron a Chile hace más de cinco años. Entrevistamos a un hombre de 40 años quien nos dijo que después de siete años de estar en Chile por fin podrá traer a sus dos hijos y a su esposa. Comentó que en la actual administración se ha agilizado la tramitación de visas de reunificación familiar, pero que en su situación esto no es suficiente para concretar la reunificación: «Estoy contento, por un lado, pero de verdad estoy triste también, porque una cosa es que te den la visa y la otra es poderte traer a tu familia». Nuestro entrevistado comenta que actualmente no hay ninguna aerolínea comercial que realice el trayecto Haití-Chile; por lo tanto, tendrá que contratar un avión privado (en coordinación con otros viajeros) y reunir dos millones de pesos chilenos por cada pasajero para poder viajar a Chile. El viaje por República Dominicana o Panamá no es una buena alternativa, ya que estos países piden una visa que incrementa los costos.
Las visas de reunificación familiar que el gobierno chileno está aprobando tienen que ser usadas en los tres meses posteriores a ser aprobadas, lo que quiere decir que, si las personas no reúnen la gran cantidad de dinero necesario para costear su viaje en este plazo, perderán sus visas. Como nuestro entrevistado expresa: «Cuando te llega la visa estás contento, pero si no tienes la plata te pones triste porque, pucha, se te va a vencer la visa y no vas a conseguir la plata».
Hemos investigado si hasta ahora hay algún programa humanitario de organismos no gubernamentales para ayudar a pagar los pasajes de esta población y lograr la reunificación familiar, pero aún no hay nada oficial. Aunque la voluntad política de regularizar y reunificar a las familias de la comunidad haitiana —que, en algunos casos, son chileno-haitianas— existe y se está implementando, las características de la visa de reunificación familiar otorgada, en particular su tiempo de duración, no responden a las complejas realidades que enfrenta esta población. Establecer mecanismos expeditos que permitan extender el tiempo de vigencia de esta visa podría servir para que las familias logren ahorrar y conseguir el dinero que necesitan para pagar los pasajes de sus familiares.
Las experiencias de esta población en Chile están marcadas por el racismo, las condiciones de vida precarias y las vivencias de dolor, malestar, inseguridad e impotencia [MERCADO et al. 2022; ROJAS et al. 2017]. Las actuales dificultades para la reunificación familiar que enfrenta la población haitiana aumentan su carga de dolor, malestar y el riesgo de padecer problemas de salud mental [MARTÍNEZ-PEREIRA et al. 2022 en progreso]. Adoptar medidas administrativas que permitan ampliar los plazos de duración de la visa para reunificación y el proporcionar apoyos para la compra de pasajes son medidas que podrían contribuir al respecto.